Así nació Risso Pueblo Limpio, una idea en la que se convoca a la población a clasificar los residuos de sus hogares. En bolsas proporcionadas por la Junta Local, se invita a reunir cartones, papeles, botellas de plástico, frascos de shampoo, potes de yogurt (todo lavado) y nylon transparente.
Los martes pasa un camión que recoge lo reciclado y lo traslada a la Planta Clasificadora de Residuos de Risso, en la que las funcionarias de la Junta Local vuelven a clasificar lo recolectado para su venta. Todo lo que es cartón y papel se vende a Pamer, la fábrica de papel corrugado de la ciudad de Mercedes, mientras que lo que es plástico lo compra Coca-Cola.