Hace ya bastante tiempo la empresa estadounidense Sanitas Partners, con
amplia experiencia en este tema, propuso concentrar la basura de los principales centros urbanos en una planta en Durazno para convertirla allí en energía eléctrica. Ese proyecto ha avanzado mucho en los diversos trámites burocráticos. Se agrega ahora la aparición de una empresa público privada
italiana para cumplir igual tarea con los residuos de Montevideo, Canelones y otras ciudades del interior.
Esta segunda posibilidad emergió luego de una reunión del presidente Mujica con un empresario italiano con experiencia en el tema.
Como resultado de ese encuentro y por iniciativa del Poder Ejecutivo, los intendentes de la capital, Canelones, Florida y Rivera viajarán en febrero a Brescia, en el norte de Italia, para interiorizarse del funcionamiento de la planta
A2A. Allí funciona un sistema conocido como termovalorizador, que convierte 2.500 toneladas diarias de residuos –poco más de las que genera Montevideo– en energía suficiente para proveer de electricidad y calefacción a toda la ciudad.
El bien encaminado objetivo del gobierno es que las intendencias se asocien para la tarea conjunta de la recolección de residuos y la instalación de plantas para su conversión en energía. El tema está aún en pañales.
Pero su importancia exige que se lo priorice con la máxima diligencia por su doble conveniencia. El problema de la basura es especialmente agudo en Montevideo, donde la calificación de “tacita de plata” es un recuerdo nostálgico que ha sido reemplazado por una suciedad apabullante. Los planes anunciados por sucesivos gobiernos departamentales para sacar a los carritos de hurgadores de las calles y concentrar el procesamiento moderno de los residuos han quedado en el olvido uno tras otro, por imprácticos o por
incapacidad municipal.
No será fácil revertir esta situación deplorable. A la penosa inacción se agrega la tradicional renuencia de las intendencias a acordar acciones conjuntas que favorezcan a todos. Las décadas perdidas en la historieta ridícula de la patente única son un claro ejemplo de lo que hay que evitar ahora.
Los recelos jurisdiccionales y los intereses coyunturales, por más que puedan tener fundamento, deben ser depuestos en aras del interés general. Existen ahora dos perspectivas claras de que el Estado se asocie con una empresa externa experimentada y eficiente para asegurar limpieza urbana y producir
energía. Este curso es facilitado por la ley de Participación Público Privada (PPP) que acaba de reglamentarse.
La conversión de la basura en energía, por otra parte, es de enorme importancia para un país que sufre escasez crónica y que depende en parte del suministro de nuestros vecinos, agravado por los frecuentes problemas con
Argentina en este campo. La doble ventaja de menos basura y más energía supera en forma abrumadora las dificultades y renuencias que puedan plantearse, lo que impone acelerar los estudios y negociaciones para que
la perspectiva que ha surgido se concrete. Y cuanto antes mejor.