El director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia de Montevideo (IMM), Fernando Puntigliano, aseguró que «el incremento sistemático de la presencia de gente que vive en la calle que está tirando residuos alrededor de los contenedores» es uno de los factores externos que determinaron que empeorara la limpieza en la capital este año, según dijo el jerarca a El Observador.
Puntiagliano expuso este argumento ante los ediles en la Junta Departamental la semana pasada, cuyo registro taquigráfico difundió El País, en el que también incluyó el comportamiento de algunos comerciantes del sector gastronómico que contribuyen al aumento de la basura en la calle.
«Hemos detectado con con las cámaras que muchos comerciantes están volcando comestibles en los contenedores, lo que a su vez es un llamado para los hurgadores que luego dejan suciedad alrededor», dijo ahora el jerarca.
El aumento de la gente que viene en la calle es un problema sobre el cual el intendente Daniel Martínez advirtió al presidente Tabaré Vázquez en una carta que le envió cuatro meses atrás, y que para Puntigliano se trata de «un problema social que trasciende el Departamento de Desarrollo Ambiental».
En frente a todos los ediles, el director se mostró pesimista. Dijo: «No damos abasto. Estos son desafíos que tenemos por delante».
Consultado por El Observador sobre si la comuna alcanzará sus objetivos en esta materia al final del período, dijo que depende de qué se considera por «ciudad limpia», pero que los escenarios «cambiantes» que enfrenta la IMM son complejos y no estaban contemplados en un inicio.
Reflejo de esa realidad, dijo el jerarca, son las más de 250 multas que aplicó la comuna entre mayo y julio de este año a ciudadanos que fueron captados cometiendo irregularidades al momento de arrojar basura, como tirarla fuera de los contenedores o incluir en ellos residuos no domésticos.
«Pero la responsabilidad siempre es nuestra: tenemos que estar preparados para todo, porque nuestro trabajo es enfrentar condiciones normales y anormales: será fiscalizando con más severidad, mejorando las zonas limpias» u otras alternativas, sostuvo Puntigliano.
La frecuencia en la recolección de residuos había llegado a un valor histórico en 2017 –cerca de tres veces por semana–, pero ese rendimiento no se mantuvo este año –el promedio actual es de 2,72–, en parte debido a que la productividad de los 20 nuevos camiones que fueron importados entre fines de 2016 y comienzos de 2017 no ha sido lo esperada. Esto a pesar de que la comuna anunciaba su incorporación como una herramienta significativa para el mejoramiento de las condiciones sanitarias.
«El tema no es ahora la cantidad de camiones, que los tenemos, sino su mantenimiento», dijo Puntigliano y, en ese sentido, apuntó contra «el modus operandi» al que se someten los vehículos cuyo diseño original no preveía.
«Muchos de nuestros camiones suben a descargar arriba de las montañas de residuos, lo que genera algunos esfuerzos adicionales, al igual que cuando algunos vecinos tiran escombros en los contenedores: eso los vuelve muy pesados y a veces rompen los vehículos cuando son levantados», afirmó.
Es por eso que la comuna ahora trabaja en algunas soluciones a esos problemas, como el «rebustecimiento» de las unidades y la construcción de plataformas desde las cuales verter la basura en las zonas de disposición final.
La directora de Limpieza, Gabriela Monestier, también se refirió a este tema en la Junta Departamental. Aseguró que «hay temas que todavía están en la etapa de diagnóstico, como la rotura de elásticos delanteros de los camiones –se está estudiando cuál puede ser la causa–, lo que provocó baja disponibilidad durante varios días».