La cuadrilla de la Unidad de Playas levanta, en promedio, 13 toneladas de basura por día durante la temporada. Esto representa, aproximadamente, la cantidad de residuos sólidos que 13 mil montevideanos desechan en un día pero dispuestos solo en 12 kilómetros de arena.
El pico máximo del verano de 2013 fue 16 toneladas, equivalentes a dos elefantes metidos en un contenedor de 20 pies. Pero en este caso se trata de bolsas de nailon, tapitas y botellas de plástico, envoltorios de comida, filtros de cigarros y sorbitos.
“Es una tarea diaria y agobiante. Limpiamos lo más que podemos para que la playa pueda ser usada desde las primeras horas”, dijo a El Observador Daniel Picún, director de la Unidad de Playas del servicio de Limpieza de la Intendencia de Montevideo (IMM).
Pero antes de que pasen 24 horas se vuelven a ensuciar, en especial, por los malos hábitos de la gente. “Basta caminar unos pasos para llegar a una papelera”, lamentó.
Ha habido días excepcionales. Hace tres años se retiraron 20 toneladas de pescado de la playa del Cerro a la que llegaron tras un cambio de salinidad del río. O cada 2 de febrero por la fiesta de Iemanjá.
La última vez se levantaron seis toneladas de restos de ofrendas solo en la playa Ramírez. “Es una imagen surreal”, afirmó Picún. La playa amanece con cientos de velas enterradas en pozos, barcos de espuma plast y pedazos de fruta.
El peso diario recogido varía, entre otros factores, por si ha llovido el día anterior, o si sopla el viento del sur. De esta forma llega más basura a la orilla. El camino de esa bandeja que ahora está bajo la reposera comenzó kilómetros arriba en alguno de los arroyos, o de las cañadas de la ciudad.
Para Carlos Mikolic, coordinador del Sistema de Gestión Ambiental de Playa de la IMM, ésta es la principal fuente de los residuos que aparecen en la costa, más que los generados por los veraneantes que, a su juicio, se tienen bajo control gracias la limpieza mecánica y manual. Pero el resto es incontrolable. En 2012, por ejemplo, la comuna extrajo 31.148 toneladas de basura, plásticos y chatarra, entre otros desechos, de los cursos de agua.
Otro ejemplo: de la playa Capurro –en la desembocadura del arroyo Miguelete– salieron 700 camiones repletos de mugre tras un operativo realizado en agosto. La comuna solicitó la asistencia de varios ministerios para contar con una mayor flota de maquinaria y vehículos de carga. “En la mitad más alejada de ANCAP había un espesor acumulado de basura de 1,50 metros”, relató Picún. A la semana estaba sucio de nuevo.
Tarea diaria
La operación de limpieza comienza cada noche. De las 22 hasta las 8 pasan las máquinas en las playas del oeste – Punta Espinillo, La Colorada, Pajas Blancas, Zabala, Punta Yeguas, Santa Catalina, del Nacional y Cerro– y desde playa Ramírez hasta playa Miramar.
A las 6.30 horas salen los obreros para la recolección manual de los residuos que hayan quedado en la orilla, contra el muro de la rambla y dentro de las 200 papeleras colocadas en la costa desde la escollera Sarandí hasta Carrasco.
La tarea finaliza a primeras horas de la tarde. Y se repite de lunes a domingo desde octubre hasta Semana Santa.
La cuadrilla está integrada por 25 personas, tres limpiaplayas –para el rastrillado mecánico–, tres palas mecánicas, cuatro camiones y tres camionetas.
Ayer se habían recogido seis toneladas de residuos sólo en las playas Ramírez, Malvín y Honda.
Hasta el verano pasado no se limpiaban las playas del oeste con este régimen pero se contrató la cooperativa Cerro Oeste (16 obreros) que funciona bajo el mando de un capataz y maquinistas municipales.
La pulcritud de la franja costera es uno de los requisitos para mantener la certificación ISO 14.001 en seis playas.
Vandalismo contra baños
A la Unidad de Playas también le corresponde el aseo y el mantenimiento de los baños públicos. Pero el alto grado de vandalismo ha obligado a la IMM a clausurar muchos de estos y a sustituirlos por baños químicos.
“Muchas veces rompen las canillas o las cisternas”, indicó el jerarca.
Los próximos en cerrarse serán los servicios higiénicos de la playa Pocitos que serán reemplazados por cuatro baños químicos.
Picún señaló a El Observador que se robaron la pileta y la jabonera del baño para discapacitados el fin de semana pasado. Únicamente permanecen a salvo los de los paradores de Malvín y Carrasco.
Pero los baños químicos no corren mejor suerte. Las dos unidades de playa Honda terminaron en el agua, “totalmente destruidas”, hace unos días.
El alquiler de un baño químico ronda los $ 2.000 (más IVA) por día. Si se contrata el servicio por mes, se le agrega $ 450 (más IVA) por cada semana para desagote y reposición del desinfectante. Pero, según Picún, las “reparaciones continuas” salen más caras.
Arroyos de nailon en Montevideo
La IMM extrajo 31.148 toneladas de basura, plásticos y chatarra, entre otros desechos, de los arroyos y cañadas de la ciudad durante 2012. Solo es una ínfima parte de lo que permanece estancado en el lugar o, si llega a correr, de lo que se dirige lentamente hacia el Río de la Plata. ¿Cuánto es eso? Un simple ejercicio: el peso equivale a 166 ballenas azules. La cañada Chacarita de los Padres, afluente del arroyo Manga –siendo éste afluente del arroyo Carrasco–, próxima a la usina Nº 8 de Felipe Cardozo, es el lugar más visitado a lo largo del año. Tres factores contribuyen al problema en todo el departamento: el descarte de la clasificación de los residuos sólidos, el vertido clandestino de industrias y empresas, y los desechos y aguas residuales de los habitantes de los asentamientos irregulares construidos en las márgenes de los arroyos o cañadas. La división Mantenimiento de Cursos de Agua cuenta con cuatro retroexcavadoras, ocho camiones y seis cuadrillas con 70 obreros contratados a organizaciones sociales. Una cuadrilla mantiene el parque del arroyo Miguelete, otra atiende el arroyo Malvín y otra solo actúa en el Cerro.
