Los 191 países reunidos en la Cumbre Río+20 aprobaron ayer un plan que llama al mundo a una transición hacia una economía verde comprometida con el medio ambiente y pide luchar contra la pobreza. Esto no logra conformar a los ecologistas.
El acuerdo «El futuro que queremos», de 53 páginas, define las grandes prioridades del planeta, cuyos recursos naturales están seriamente amenazados y que enfrenta grandes retos sociales, como acabar con la pobreza y también el hambre de cerca de 1.000 millones de personas.
El plan de acción de los gobiernos del mundo nació fuertemente criticado por los ecologistas, las ONG sociales, e incluso delegaciones de países, que consideraron que no está a la altura de los desafíos que exige el planeta. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sin embargo, lo consideró «un muy buen documento».
«Brasil fue el responsable de construir un consenso posible. El consenso posible es un punto de partida y no de llegada. Lo que tenemos que exigir, es que a partir de este documento, las naciones avancen», afirmó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
PUNTOS. El documento de 53 páginas toca varios puntos trascendentes para la salud del planeta.
Las bases del desarrollo sustentable, por ejemplo, fueron asentadas en la Cumbre de la Tierra de 1992, pero también fueron el eje de Río+20 y considera que «erradicar la pobreza es el principal reto» en el mundo. Sus objetivos sustituirán a los del Desarrollo del Milenio de la ONU, que expiran en 2015.
Con la economía verde, por otra parte, los gobernantes aceptan una transición hacia una economía que preserve los recursos naturales y tenga en cuenta la necesidad de erradicar la pobreza.
En tanto, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente se fortalece para convertirse en la autoridad líder del medio ambiente mundial, lo que será definido en la próxima asamblea de la ONU.
Además, la mitad del documento se destina a definir las grandes prioridades que requieren acciones en el planeta, que podrán verse reflejadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que la economía verde deberá tener en perspectiva.
Se destacan entre ellos la erradicación de la pobreza; la seguridad alimentaria y nutricional y la agricultura sostenible; el agua, la energía y el transporte sostenible.
CRÍTICO. El texto adoptado refleja las discrepancias y las dificultades en alcanzar consensos entre países dispares, lo que llevó a organizaciones no gubernamentales a decir que la conferencia arrojó resultados por debajo de lo esperado.
«El texto acordado simplemente no tiene la fuerza para hacerle frente a los desafíos ambientales y de desarrollo de nuestro tiempo. Esta fue una oportunidad perdida para reforzar el diálogo global y conducir una mayor acción en torno a la sustentabilidad», comentó Manish Bapna, presidente de la organización World Resource Institute.
El presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, marcó el tono de la disconformidad, advirtiendo que el mundo avanzó poco desde la histórica cumbre Eco 92, celebrada 20 años atrás en Río.
Reconoció que la crisis financiera que golpea especialmente a los países ricos les impidió adoptar los compromisos financieros necesarios.
Caracas denuncia a ONG
La jefa de la delegación de Venezuela, Claudia Salerno, pidió una investigación a las Naciones Unidas y sanciones para un activista de la ONG Greenpeace. «Con mucha tristeza estamos obligados a anunciar que en la madrugada del 19 de junio», cuando los delegados negociaban, un representante de Green-peace, «delante de varios delegados, agredió verbalmente a la viceministra de Relaciones Exteriores», dijo Salerno. AFP