Arman una planta para tratar el 20% de los residuos porteños
Son las 10.30 de una mañana primaveral perfecta. Cielo de cristal, aire fresco, sol amigo y unos metros arriba, una bandada multicolor. Pero el olor aleja del paraíso: ahí a un paso está el enorme frente de descarga del relleno sanitario Norte III, ese que la Ceamse tiene junto al Camino del Buen Ayre. Cada día llegan hasta allí más de 5.000 toneladas de residuos de la Ciudad de Buenos Aires y otras 9.000 desde el GBA. La situación es crítica porque los rellenos están saturados y si no se reduce la cantidad de desperdicios que se entierran, habrá que ampliarlos o buscar nuevas localizaciones, una solución resistida por los vecinos y problemática en términos del medio ambiente . Con este escenario complicado, varias iniciativas en marcha para 2012 buscarán justamente mejorar el reciclado, con la construcción de nuevas plantas de gran escala y la ampliación a toda la Ciudad de la aún demorada política de separación de la basura en las casas .
El proyecto más importante ya arrancó en un predio dentro del relleno de José León Suárez, donde la Ceamse construye una gran planta de reciclado, la primera de su tipo en el país. Allí se podrán tratar unas 1.000 toneladas de residuos por día , lo que equivale al 20% de lo que generan los porteños, reduciendo la cantidad de basura que termina bajo tierra. Por otro lado, desde el Gobierno porteño prometen poner en marcha –también el año que viene– la separación de residuos en los hogares , con un plan de contenedores para toda la Ciudad y cooperativas de cartoneros que se ocupen de la recolección de los materiales reciclables (ver La separación en…).
En una recorrida por el relleno Norte III, Clarín pudo comprobar que ya se encuentran terminados los trabajos de nivelación del suelo en una zona de tres hectáreas y en pocos días más empezará el montaje de las estructuras de la planta, que debería estar lista en abril. Se trata de una tecnología que ya se utiliza en Europa y Estados Unidos y se conoce por sus siglas MBT (del inglés, Tratamiento Mecánico Biológico). La inversión para la planta está calculada en $ 110 millones y la construcción quedó a cargo de la empresa Tecsan, del grupo Roggio, que la operará por 15 años.
Hoy, la tendencia mundial es considerar a los residuos urbanos como un recurso –ya no un desperdicio–, del que se pueden extraer nuevos materiales para el reciclado, e incluso energía. Esto reduce el impacto de las grandes ciudades sobre el medio ambiente. La idea central de una planta MBT es separar los residuos húmedos de los secos (es decir, lo ya deberíamos estar haciendo en nuestras casas). La basura se carga en un sistema de cintas transportadoras y con un grúas y operarios, se apartarán el papel, plásticos y vidrio, que podrán ser enfardados y vendidos. Además, habrá un mecanismo de imanes, que recuperarán los metales (ver infografía).
Los residuos húmedos pasarán por un proceso de tratamiento en “biorreactores”, unos tanques donde se los mantendrá en un ambiente controlado por 21 días para generar un material estabilizado (que no genera gases ni líquidos tóxicos), que se podrá utilizar como cobertura del relleno. Al final del proceso, de cada 1.000 toneladas que ingresen, sólo algo más de 400 irán bajo tierra. Al enterrar menos, se logra una mayor vida útil del relleno.
“La planta va a trabajar tres turnos, durante las 24 horas, parando solo los sábados. Esta tecnología es muy usada en Europa, por ejemplo, pero la gestión de residuos se adapta a cada ciudad. Y aquí tendremos una planta de gran escala, ya que la cantidad de residuos que se genera en el área metropolitana es comparable con San Pablo, Nueva York o Hong Kong”, explica Marcelo Rosso, gerente de operaciones de la Ceamse (una empresa estatal, controlada en partes iguales por la Provincia y la Ciudad). Rosso marca un punto a favor: “La planta es flexible, si en el futuro se avanza en la separación en origen, se puede obtener más eficiencia en el reciclado por MBT”.
Para otros expertos, el dato es positivo, pero aún falta mucho por recorrer. “La planta MBT permite tratar los residuos más allá de si llegan separados o no. Celebramos que se incorporen tecnologías y alternativas de tratamiento. Pero también celebraremos si se suman más contenedores diferenciados, si se incentiva la separación en origen. Todo esto sería mucho más efectivo si hubiera un planeamiento estratégico a nivel de los Estados para reducir la generación de residuos”, indicó Atilio Sabino, experto en residuos.
Lorena Pujó, coordinadora de la campaña Basura Cero, de Greenpeace señaló: “Nosotros reclamamos la separación en origen, y en los hechos aún no hay nada. Una planta MBT no está mal, ayuda a reducir lo que se entierra pero necesita estar integrada en una política integral. Lo mejor es que opere cuando ya hay separación en origen, como en Europa, algo que acá no ocurre. Hay que invertir el dinero en el proceso completo de separación, con campañas de concientización, para una mejor gestión”.
