Bolsas reutilizables, una sana costumbre
Para que tus compras en el supermercado sean más responsables y baratas, no te olvides de pensar en dónde llevarás la mercadería. La restricción en las bolsas de plástico es una iniciativa a favor del planeta. Elegí la que más te gusta y adoptala
Parate a la salida de cualquier supermercado porteño y prestá atención: sale la señora con la bolsa en la mano y todo lo que compró. Pero la bolsa no es una más: es la de los mandados modelo siglo XXI (la de polietileno contaminante no va más). Sí, Buenos Aires dio un pequeño paso adelante a favor de preservar el medio ambiente. Desde los primeros días de este mes, los supermercados reemplazaron sus tradicionales bolsas por unas más grandes que cuestan 25 centavos cada una. El que la paga, la lleva. Pero, la mejor opción es llegar con la propia, bien espaciosa y con toda la onda (el chango también vale). La medida, que busca disminuir el impacto ambiental, se tomó en cumplimiento de la ley 1854 sancionada por la Legislatura porteña. En teoría, además de ser más espaciosas, las nuevas bolsas vienen en dos colores: verdes, para los residuos reciclables, y negras, para los orgánicos.
La idea es acostumbrar a los vecinos a la separación de desechos (más del 70% de los porteños saca la basura en estas bolsas). Para eso, el gobierno porteño instaló contenedores destinados a esta clasificación. Aunque la iniciativa está en etapa inicial y aún quedan muchas preguntas sobre el tema, este primer paso puede ser clave para cambiar los hábitos y convertirnos en consumidores más responsables.
CONTAMINACIÓN, EN NÚMEROS
Según el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Diego Santilli, en la ciudad se entregan 1050 millones de bolsas de nylon por año. Con las nuevas medidas este número debería reducirse a más de la mitad: unos 580 millones menos por año.
¿Por qué esto es tan importante? Estas bolsas están hechas de derivados del petróleo, una fuente de energía no renovable y cada vez más cara. Pero no sólo se contribuye al agotamiento de este recurso, también se potencia la contaminación que origina para obtenerlo, transportarlo y convertirlo en plástico.
Cuando las bolsas están serigrafiadas, el efecto contaminante es todavía peor porque las tintas contienen residuos metálicos también nocivos para el medio ambiente.
Los plásticos y materiales sintéticos representan la basura más peligrosa en el agua, y son muchos los animales y las aves marinas que sufren las consecuencias. Se conocen al menos 267 especies víctimas de la ingesta de restos de plásticos.
Muchos plásticos pueden permanecer estables por cuatro siglos. Se estima que una sola bolsa de supermercado tarda 200 años promedio hasta degradarse. No son pocas las razones para dejar atrás esa costumbre de acarrear infinitas bolsitas y aggiornarse con lo más beneficioso: sacar a pasear la antigua bolsa de tela al hombro.