E. BARRENECHE / V. GIL
La basura es un problema que la Intendencia no logra solucionar y que irrita cada vez más a los ciudadanos. El FA culpa a los hurgadores, aunque no los erradica. Los vecinos culpan a la Intendencia; la intendenta, a la falta de cultura vecinal.
El defensor del Vecino, Fernando Rodríguez dijo a El País que en lo que va del 2011 recibió más de 250 quejas de montevideanos sobre el funcionamiento del sistema de recolección de residuos de la ciudad.
Desde que comenzó a trabajar el «ombudsman» vecinal en el 2006, la limpieza de la ciudad se encuentra dentro de los cinco temas con más reclamos de la población. Las principales quejas son que los contenedores deberían rotar con mayor frecuencia para evitar los ruidos molestos y los malos olores; la incidencia de los hurgadores y bolseros que estropean el entorno del recipiente; piden por la erradicación de los basurales endémicos -más de 200, según la IMM- y critican a los vecinos que arrojan ramas, muebles y escombros.
«Hay problemas en torno a la basura que pasan por un tema cultural», señaló la intendenta Ana Olivera cuando compareció el lunes 26 ante la Mesa Política del Frente Amplio.
El senador Enrique Rubio (Vertiente Artiguista) explicó a El País que «el comportamiento del montevideano no tiene nada que ver con el resto de los tres millones del país y es propio de un anonimato, donde la gente tira a la calle todo lo que encuentra».
Según Rubio, al problema «cultural» se le suman «el tema de los carritos» y «la irrupción de un fenómeno nuevo que es el bolsero que derrama todo lo que hay adentro de un contenedor para afuera en búsqueda de algún objeto. El problema surge de la acumulación de varios factores».
El legislador insistió con que «hay que ponerle un punto final a la basura» mediante campañas y aplicación de sanciones económicas. «El circuito de los carritos está muy armado, pero creo que está llegando a su término. Hoy hay otras opciones laborales para que se integren al mercado», señaló Rubio.
Rubio sumó una nueva voz en la izquierda a las críticas contra los carritos que pulularon durante años por las calles de Montevideo ante la mirada tolerante de la Intendencia.
También el edil socialista Jorge Buriani afirmó ayer que «se debe ir eliminando paulatinamente la enorme cantidad de hurgadores vinculados al trabajo informal», mediante programas sociales.
DESASTRE. Al asumir en julio del año pasado, la intendenta Ana Olivera planteó la instrumentación de un Plan de Impacto de Limpieza. Ese programa se estrelló en forma abrupta contra un duro conflicto de los municipales, que derivó en la solicitud al gobierno de declarar la esencialidad de los servicios de limpieza y el recurso a los militares para que levantaran los residuos y erradicaran basurales endémicos.
En julio de este año, autoridades municipales anunciaron el Plan Especial Pocitos que descentralizaba la limpieza en ese barrio. Sin embargo, la limpieza del Municipio CH (Pocitos) «sigue siendo un desastre. La descentralización pregonada por autoridades municipales no funciona pese a que los plazos ya vencieron», dijo a El País el concejal colorado Jaime Edelman.
Señaló que en ese barrio la recolección de residuos sigue centralizada y los contenedores «continúan sucios. Lo único que funciona de forma parcialmente descentralizada es el barrido de las calles. Esa actividad es inspeccionada por el propio municipio», dijo Edelman.
El problema de limpieza en la ciudad es uno de los principales motivos de rechazo a la gestión de Ana Olivera y a la imagen pública de la Intendencia, según quedó en evidencia en una reciente encuesta de Equipos Mori que fue encargada por la propia Intendencia y que arrojó los porcentajes de desaprobación más altos en los últimos 13 años.
La oposición salió ayer al cruce de las explicaciones que Olivera ofreció en la Mesa Política del FA, y donde distribuyó culpas a los vecinos, los medios de prensa y «la derecha».
El diputado Jorge Gandini (Alianza Nacional) dijo a El País que «la basura no es ni de izquierda ni de derecha, sino que es parte de una pésima gestión de la IMM, que se ha acentuado en la actual administración».
El diputado Fernando Amado (Vamos Uruguay) calificó los dichos de la intendenta como una muestra de «soberbia, necedad y autismo político» y agregó que «un poco de humildad y autocrítica nunca vienen mal».
Asimismo, el edil colorado Mario Barbato recordó que el problema de la basura, sigue siendo un tema sin resolver en las sucesivas intendencias del Frente Amplio. Además, insistió en que «ya ha transcurrido más de un año de gestión y la compra de equipos de levantado lateral todavía no aparece».
El miércoles 21, los trabajadores del Servicio de Contenedores enviaron una carta a las autoridades municipales donde reclamaban que la IMM solicitara habilitación de la flota de camiones (Sucta) por considerar que esta se encontraba al borde de su vida útil. También se quejaron de falta de personal en el servicio. «Hoy más del 30% del levante de residuos se cumple con horas extras, lo que deja en evidencia la falta de personal en todos los sectores», señala una carta abierta de la Mesa Coordinadora de Limpieza.
Basurales.
Varios sitios donde se vuelca basura se han convertido en zonas de «clasificación» en las que los hurgadores hacen acopio de cartón, papeles y botellas de plástico. Los clasificadores perciben alrededor de $ 10.000 mensuales por esa labor.
Contenedores.
Aunque facilitan la tarea de recolección, se han convertido en un foco problemático de acumulación de basura en las calles, tanto por el excesivo volumen de residuos como por la actividad sin control de los hurgadores.
Ferias.
La Intendencia de Montevideo señala que esta actividad productiva genera mucha suciedad en la capital. Miles de kilos de frutas y vegetales en mal estado quedan depositados en las calles luego de las ferias. La IMM posee un sistema especial de levante.
Carritos.
El fenómeno de los carritos de hurgadores, que oculta el drama de la explotación infantil, se ha extendido por Montevideo y no existe un plan claro para eliminarlos. Las áreas de Limpieza y de Desarrollo Social se reparten responsabilidades.
Enrique Rubio: «Se tiene que cambiar la cultura»
senador del Frente Amplio
El comportamiento del montevideano no tiene nada que ver con el resto de los tres millones del país y es propio de un anonimato, donde la gente tira todo lo que encuentra».
Jorge Gandini: «En la IMM no enfrentan el problema»
diputado del Partido Nacional
La basura no es ni de izquierda ni de derecha, sino que es parte de una pésima gestión de la Intendencia de Montevideo, que se ha acentuado en la actual administración».
Fernando Amado: «Le falta humildad a la intendenta»
diputado del Partido Colorado
Las declaraciones de Ana Olivera son una muestra más de soberbia, necedad y autismo político. Me parece que un poco de humildad y autocrítica nunca vienen mal».
235 basurales
Había en la ciudad de Montevideo en 2010, en el momento en que asumió la nueva administración. Algunos de ellos son usados como zona de clasificación de residuos. Los clasificadores recogen un promedio que oscila entre el 35% y el 40% de la basura.
6.700 contenedores
Están distribuidos en la ciudad de Montevideo. Existe un alto porcentaje de recambio debido a pérdidas por vandalismo. El arreglo de cada uno sale, en promedio, $ 5.500. La Intendencia planea gastar US$ 3:300.000 en la compra de 3.000 nuevos.
5.700 carritos
Es el número de carritos de hurgadores que tiene registrado la Intendencia. Según la Unión de Clasificadores de Residuos, hay 15.000 clasificadores. Se estima que llegan a 5.500 los niños que se dedican a la clasificación de basura en Montevideo.
100 Camiones
La Intendencia cuenta con una flota de 100 camiones de los cuales solo 36 están en buenas condiciones, según se expuso en la Junta Departamental. «La flota es vieja y está en malas condiciones», dijo el director de Desarrollo Ambiental de la IMM.
1.112 funcionarios
Tiene la División Limpieza actualmente, 117 más de los que contaba cuando asumió la nueva administración de Ana Olivera. Las tareas de limpieza cuentan con otras 574 personas mediante convenios con diversas ONG, la mayoría en actividades de barrido.