«Los residuos peligrosos domiciliarios terminan casi siempre en basurales o rellenos sanitarios, contaminando aguas subterráneas, cursos superficiales y el aire con sustancias tóxicas, como metales pesados y muchos compuestos orgánicos», dice Mirko Moskat, coordinador del área Residuos de Taller Ecologista, ONG que se ocupa de la defensa y preservación del ambiente.
Y estos residuos abundan. Por ejemplo, en los productos de mantenimiento (pintura al aceite, removedor, solvente, aguarrás, esmalte, sellador, barniz y adhesivo); en los automotores (lubricantes en general: aceites y grasas, ceras, lustres, líquido de frenos, líquido refrigerante); en los de limpieza y desinfección hogareña (envases de desinfectantes, desengrasantes, limpiadores de horno, lustramuebles, limpiavidrios, destapacañerías); de cosméticos (tintura de pelo, cera depiladora, esmalte, quitaesmalte); medicamentos; productos de jardinería (envases de insecticidas, pesticidas y herbicidas, preservantes de madera); pilas; aerosoles de gas para encendedores y elementos de fotografía, como el fijador.
Con características como inflamabilidad, explosividad, toxicidad y corrosividad, «si terminan en basurales o rellenos sanitarios, esto es muy riesgoso para la salud pública y el medio ambiente, para los trabajadores de higiene urbana y las personas que trabajan en la gestión de los residuos. Los más expuestos son los recuperadores urbanos, que separan los residuos en condiciones poco sanitarias y sin protección personal», explica la ingeniera y experta en residuos Marcela De Luca, del Instituto de Ingeniería Sanitaria y Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la UBA.
Para peor, en el país no hay legislación para los residuos sólidos domésticos peligrosos, aunque por suerte sí para los industriales y hospitalarios. Hasta hoy, no hay programas especiales para esta clase de basura.
En Madrid hay un programa de recolección de basura doméstica peligrosa a través de contenedores móviles que pasan por los barrios cada seis meses. Ahí los vecinos dejan sus residuos, pero antes se hace una campaña informando sobre fechas y lugares donde se ubicarán estos contenedores y qué materiales serán aceptados.
En algunos países de Europa, el reciclaje es una forma económica y ecológica de manejar desechos domésticos peligrosos.
«Como ciudadanos responsables no deberíamos desentendernos de la basura que generamos, porque una acción equivocada puede dañar a otras personas y al ambiente», dice el ingeniero Jorge Brion, coordinador del Grupo de Trabajo de Residuos Especiales de la Asociación para el Estudio de los Residuos Sólidos (ARS).
Al que dude sobre cómo manejar los desechos (manipularlos, almacenarlos, sus riesgos, etcétera), Brion le recomienda consultar a los organismos oficiales encargados de la salud pública y del cuidado ambiental: la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Agencia de Protección Ambiental y el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, por ejemplo.
De Luca habla de la falta que hace una ley para esta clase de residuos. Y hasta que no haya una solución, Moskat aconseja consumir menos de estos productos para evitar generar basura, y reclamar a las empresas que los fabrican que se hagan responsables por lo que sigue. «Es necesaria la sanción de leyes de responsabilidad extendida del productor, en las que deben disminuir su cantidad y peligrosidad. Y esto es urgente para los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), por su rápido crecimiento», termina.
Consejos de bolsillo
Julieta Bravo