La Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) mantiene, desde hace años, dos depósitos de chatarra en plena ciudad. Se trata de camiones, camionetas, autos, y cientos de motos que han sido sacados de circulación porque no cumplen con las normativas vigentes y distribuidos en dos grandes terrenos.
Uno de ellos, queda en el barrio Pérez Castellano, por la calle General Flores esquina Rafael Eguren, dos cuadras después de cruzar José Batlle y Ordóñez, sobre mano derecha yendo hacia afuera. Al lado está el velatorio fúnebre municipal.
El otro, se encuentra en el barrio Aguada, por Avenida General Rondeau esquina Panamá, justo atrás de la Torre de Antel. Este, tal vez, sea el más problemático por la zona de la ciudad en el que se encuentra y por su entorno.
Por la calle Panamá existen una serie de edificios que a partir del segundo piso ya comienzan a visualizar las montañas de chatarra desde sus ventanas. Para los vecinos de la zona, más allá del «paisaje mugriento» que brinda el lugar, existen complicaciones desde el punto de vista sanitario y sonoro.
En una recorrida que hizo El País por la zona, quedó en evidencia que los vecinos rechazan la instalación de los depósitos. «Todos los días lo mismo, son la una, dos de la mañana y se escucha el timbre que suena similar al de una escuela y al rato el ruido de los camiones que descargan todo», indicó Soledad Gutiérrez, una vecina que vive en la esquina del depósito.
Otro hombre, que no quiso dar su nombre señaló que no le importa lo que se ve desde su ventana, o el ruido que hacen en plena noche, sino que «lo más complicado está en las infecciones que pueden haber ahí adentro. ¿Sabes hace cuánto tiempo están esos coches ahí tirados? Ahí hay baterías de autos, metales, nafta, todo eso desprende una serie de gases que son tóxicos para todos, no solo para los que vivimos por acá».
Por su parte, Jaqueline Orellano, una de las vecinas que vive frente al depósito, por la calle Panamá, dijo a El País que «los días que hace mucho calor se ve clarito como sube un vapor desde ahí».
La vecina informó que el propio intendente de Montevideo, Daniel Martínez, ya está enterado de la situación y que «hasta el momento no han hecho nada».
Igualmente, remarcó que no se trata de una cuestión política, ya que «esto viene desde hace años, desde la época de (expresidente Julio María) Sanguinetti, y hemos denunciando esta problemática en todos lados y nadie nos da bolilla».
En tanto, otro de los vecinos consultados informaron a El País que ven «como a los autos y a las motos que llegan les vacían los tanques de nafta».
Sin acceso.
El País consultó al director de Tránsito de la Intendencia de Montevideo, Pablo Ferrer, la posibilidad de recorrer el lugar, pero este pedido fue denegado. Ferrer aseguró que «a ese lugar no puede acceder nadie, porque hay cosas de valor». Ni siquiera, se puede entrar, estando acompañado del guardia de seguridad de la puerta o por el único sereno que se encuentra allí.
El director de Tránsito agregó que el rejunte vehicular que existe allí se da porque «en su gran mayoría son autos o motos que ya no pueden circular, generalmente se acumulan muchas motos que deben mucha plata de patente, o que no tienen chapas, y en vez de ir a pagar todo y regularizarla para que siga en la calle, prefieren comprarse una nueva por el bajo costo que tienen».
No han hecho fumigaciones
En el marco del plan de fumigaciones que lleva adelante la IMM en espacios verdes para combatir al mosquito Aedes Aegypti, no se contempló la situación de los depósitos vehiculares. Tanto el sereno de uno de los terrenos, como los vecinos de la zona, han asegurado que por allí no han fumigado. Las cubiertas como el agua estancada generan espacio a mosquitos.
Cuando se llena uno van al otro
Ambos depósitos de la IMM (uno de una manzana entera y otro de tres cuadras de largo por una de ancho) fueron asignados para atender la necesidad de los vehículos que no cuentan con permisos para circular.
Según informaron a El País fuentes vinculadas a la Intendencia, «que hayan dos depósitos obedece fundamentalmente a que si se tiene uno solo corrés el riesgo de que se te llene y no tengas donde poner más autos o motos por ejemplo, en cambio, al tener los dos lugares, lo que se hace es alternar».
Si bien ambos «tienen vehículos guardados, siempre hay uno que tiene menos que otro, y funciona de ese modo, cuando uno colpsa se lleva todo para el otro lado, y al revés, es una cuestión de lógistica», afirmaron.
Otro de los lugares que tiene cientos de motos, pero que no son decomisadas por la IMM, es la Guardia Republicana. Frente a su cuartel, sobre la calle José Pedro Varela, se puede visualizar detrás de un alambrado las motos que han sido decomisadas y que esperan allí el reclamo o la tramitación necesaria para volver a circular. En el cuartel, hasta el momento hay más de 1000 motos varadas.