Una empresa público-privada de Brescia, Italia, ofreció al gobierno invertir US$ 500 millones para solucionar el problema de la gestión de los residuos. Cuatro intendentes viajarán a Europa para tomar contacto de primera mano con la iniciativa.
El 8 de febrero los intendentes Marcos Carámbula (Canelones), Carlos Enciso (Florida), Marne Osorio (Rivera) y Ana Olivera (Montevideo), viajarán a Italia a conocer la oferta de un grupo inversor que propone generar un nuevo vertedero nacional de residuos, en el que pueda generarse energía. Irán acompañados de representantes de UTE y probablemente también del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
La inversión prevista es de unos US$ 500 millones, según informó a El País la intendenta Ana Olivera.
El grupo A2A, del cual el municipio de Brescia forma parte, nació por la fusión de las empresas públicas AEM de Milán, ASM de Brescia y AMSA de Bérgamo. El modelo de negocio que este grupo ofrece al Uruguay es la inversión a cambio de la comercialización de la energía que produzca la basura, explicó Olivera.
Según una carta enviada por el municipio de Brescia al presidente del Congreso de Intendentes, Marcos Carámbula, la empresa señala que opera «el termovalorizador reconocido como el más eficiente del mundo, que procesa 2.500 toneladas de residuos al día y produce calefacción y electricidad para toda la ciudad». (Montevideo produce unas 2.000 toneladas de basura cada día).
El municipio de Brescia también es propietario de la fábrica OMB, que desarrolló la tecnología de recolección automatizada de carga lateral y contenedores metálicos que se utiliza en Montevideo.
«Nos interesa estudiar en conjunto la posibilidad de avanzar hacia una alianza estratégica del Uruguay con este grupo de empresas italianas, para dar una solución industrial completa al manejo de los residuos sólidos que incluya incineración de residuos y producción de energía; sistema de recolección con contenedores y carga lateral, y sistema de transporte intermodal, sumando al tren», señala la misiva a la cual tuvo acceso El País.
POR EL CAMINO. Otro de los proyectos alternativos manejados por el gobierno para la gestión de los residuos es el de la empresa norteamericana Sanitas Partners (presentado en 2010), que propuso crear «estaciones de transferencia» en diferentes puntos del país y hacer un centro de disposición final en Durazno, a donde la basura sería trasladada con vagones de AFE, en contenedores cerrados.
Sin embrago, el director de Desarrollo Ambiental de la Intendencia, Juan Canessa, dijo que para Montevideo este proyecto es «inviable», por cuanto supondría un gasto de US$ 30 o US$ 35 por tonelada de basura ingresada al vertedero, cuando la disposición final en Felipe Cardoso se hace actualmente a un costo de US$ 11 la tonelada.
Por el camino quedó otro proyecto de un basurero «metropolitano» en Canelones, en la zona de Cañada Grande.
Allí pretendían arrojar sus residuos las intendencias de Montevideo, Canelones, San José y Florida.
Tiempos que apremian
El vertedero municipal de Felipe Cardoso, el principal de Uruguay, tiene una vida útil de entre 7 y 11 años, según informó a El País la intendenta de Montevideo, Ana Olivera. Recientemente, la Intendencia firmó un acuerdo con el Banco Mundial (BM) para reducir las emisiones de gas metano que se generan en este basural, las que luego serán vendidas al Fondo Marco de Carbono, que gestiona la institución financiera. Pese a que la vida útil del vertedero municipal de Felipe Cardoso se encuentra claramente acotada, este sitio en el que durante décadas se ha tirado la basura de la capital permitirá por varios años capturar el gas que desprenden los residuos. La captura se hará en las usinas N° 6 y N° 7 (hoy se arroja en la N° 8 y la N° 5 se considera «agotada»), que no son otra cosa que grandes montañas de basura compactada que ya se encuentran «cerradas». La propuesta del grupo italiano A2A plantea, sin embargo, un modelo mucho más ambicioso de captura y generación de energía.