Ellos viven sin dinero y su experiencia invita a reflexionar, justo en el peor momento de la crisis cuando el capitalismo deja en evidencia sus fallas.
Fellmer y Palmer aseguraron en entrevista con el diario argentino La Nación que hace dos años consumen exclusivamente productos deshechados y a pesar de ello ninguno ha enfermado. Ambos son veganos y se alimentan de productos que proceden de la agricultura biológica.
Ellos señalan que no optaron vivir sin dinero, sino que fue por necesidad: ambos terminaron una carrera universitaria y ofrecen pruebas de que no se exponen ni exponen a su hija a riesgos sanitarios.
«Unas cuatro veces por semana, voy a inspeccionar, con la mochila, los contenedores de los supermercados biológicos; encuentro de todo, jabones, chocolates, cosméticos, además de lácteos, frutas y verduras que todavía se pueden consumir», explica Fellmer.
«Me llevo más de lo que necesitamos, el resto lo regalo a vecinos, amigos, necesitados. La idea es difundir el mensaje de que no sólo se tira una manzana de vez en cuando, sino que todo se tira», comenta.
El mensaje de Fellmer esta empezando a resonar en la sociedad. Las universidades lo invitan a dar charlas y los diarios escriben sobre él y su familia. Desde todo el mundo se suman cada vez más personas que viven sin dinero y se alimentan de los basureros de los supermercados.
A pesar de que lleva un tiempo haciéndolo, Fellmer sabe que cuando «rescata» comida, incurre en un delito ya que estaría dentro de la figura “violación de propiedad”, por lo que bastante indignado afirma: «En Alemania es legal tirar comida, pero también es ilegal rescatarla. Es una falla en el sistema». Por esta razón está recopilando firmas para poder pedir al Parlamento alemán que lo deje explicar su idea de poder “Establecer un sistema donde se aprovecha todo», explicó.
La pareja vive en las afueras de la ciudadde Berlín, y el “pago” del arrendamiento son arreglos y pequeños trabajos que le realiza al propietario de la finca. «Intento integrarme a la sociedad a pesar de todo: ayudo en reparaciones, obras, arreglo computadoras, cuido animales», aclara.
Piensan en un futuro no muy lejano, trasladarse el campo donde puedan producir los alimentos que consuman, y esperan que más ciudadanos del mundo opten por esta vía, ya que entienden que: «Esto no puede seguir así».