Si alguien no puede permitirse adquirir un aparato nuevo, recurre a uno de segunda mano. Tanto es así, que casi una décima parte de las neveras existentes en Brasil tiene más de 16 años de antigüedad. O lo que es lo mismo: hay millones de «asesinos» del medio ambiente. Y es que los viejos frigoríficos funcionan a base de gases fluorados perjudiciales para el clima. A lo que hay que añadir otra cuestión: ¿qué hacer con esos gases cuando los aparatos son tirados a la basura? Una instalación piloto, el mayor proyecto de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima del gobierno alemán en Brasil, se encarga ahora por primera vez de reciclar de forma integral dichos aparatos. Desechar correctamente todas las neveras viejas en Brasil podría evitar la emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Objetivo del proyecto: eliminar frigoríficos viejos y perjudiciales para el medio ambiente de forma inofensiva para el clima.
Tamaño del proyecto: hasta la fecha, hay una máquina de reciclaje en funcionamiento capaz de eliminar 400.000 neveras al año aspirando los gases perjudiciales para el medio ambiente.
Volumen de la inversión: más de 5 millones de euros, de los cuales 3,5 millones se han destinado a la máquina de reciclaje.
Un reportaje de Vanessa Fischer
Editor: Enrique López