También este año, los recursos utilizables sosteniblemente en 2015 ya se han acabado. “A partir de este jueves vivimos a crédito”, dice Rolf Buschmann, experto en protección de recursos de BUND / Amigos de la Tierra Alemania. “A largo plazo, la Tierra no nos va a dar más crédito. Consumimos cada vez más y más rápidamente”, agrega.
La población necesitaría actualmente 1,5 Tierras para satisfacer sosteniblemente la demanda de materias primas, tierras de cultivo y agua.
Si todas las economías del mundo fueran como la de Alemania, se necesitarían incluso 2,6 planetas.
Si bien la “huella ecológica” de un alemán es considerablemente menor que la de un estadounidense, Alemania ocupa el lugar 34, es decir se halla en el 25 por ciento superior de todos los países analizados (182), en relación con ese criterio.
La “huella ecológica” es calculada por la Global Footprint Network. “Se trata de un procedimiento muy complejo, en el que son procesados y comparados 6.000 parámetros”, explica Christine Pohl, portavoz de la red INKOTA, organización no gubernamental de información y coordinación sobre temas Norte-Sur.
El origen del cambio climático
Un cálculo complicado
Cuán complicado es el cálculo de la huella ecológica queda demostrado en las tierras de uso agrícola. Como base se toma la superficie necesaria para producir alimentos para los seres humanos y el ganado, fibras (algodón), tabaco y caucho en un determinado periodo. El consumo se compara con la capacidad de las superficies para producir esos bienes en el mismo tiempo. No incluido está el empeoramiento de las tierras como consecuencia de la agricultura industrial.
“La explotación de la Tierra queda demostrada particularmente en aquellos países en que los seres humanos menos contribuyen a la contaminación global. Las consecuencias son sequías, calor extremo, vendavales, inundaciones, destrucción de la biodiversidad y crisis alimentarias”, dice Christine Pohl. “Muchos seres humanos pierden así sus tierras y se transforman en refugiados. Se producen expulsiones y guerras”, agrega. Pohl cree además que la mayoría de los seres humanos en el Norte no lo perciben, porque no sienten las consecuencias en su vida cotidiana.