El martes, en la playa de Pocitos ondeaba la bandera verde que habilitaba a quienes estaban allí para bañarse, pero no todos se atrevían. El calor agobiante empujaba a meterse en el agua pero la resaca negra y contaminada que se cernía sobre la arena, generaba una barrera e impedía a muchos siquiera acercarse a la línea que marca la marea.
El lunes la imagen era peor. El límite divisorio entre la arena y la orilla de la playa estaba lleno de bolsas, papeles, vidrios y residuos que, pegados firmemente a la arena mojada, generaban una línea continua de suciedad que contaminaba el paisaje. Mientras que los bañistas sostienen que la responsabilidad es de la Intendencia, desde la comuna se considera que esta es una situación normal, que se genera en parte por los descuidos de la gente.
“La playa en sí la vi limpia de aquel lado (hacia Pocitos), pero en la punta de Trouville está muy sucia, hay bolsas, mucha basura y toda la cuestión negruzca que se produce acá”, expresó Rosa Gorga, una turista argentina que está de vacaciones en Uruguay.
María Noel Merentiel, bióloga y vecina de Pocitos, admitió que el lunes se sorprendió por la cantidad de residuos que había, pero que supuso que era “que el viento estaba arrastrando un poco de basura y la depositaba ahí según la altura de la marea”.
Otra vecina de la zona desde hace muchos años, Isabel Romano, consideró que antes había intención, por parte del gobierno municipal, de solucionar la limpieza de esa zona. “Toda esta parte está como estancada. Antes traían camiones de arena e intentaban arreglar el problema, pero se ve que eso no funcionó y ahora está así”, dijo.
La parte más sucia es la orilla, donde se acumulan los residuos de las personas y desperdicios que trae la corriente. “Tengo una nena que se baña en la playa. Sale y queda toda negra” dijo Vivian Martínez, también del barrio.
El director de la unidad de Playas de la Intendencia, Daniel Picún, afirmó a El Observador que puede existir la sensación de que la playa no está limpia “pero es basura momentánea que se retira” en las limpiezas diarias realizadas entre las 22 horas y las 6 de la mañana. Explicó que el lunes existía una cantidad de basura notoriamente superior a los demás días, pero hacia la noche se procuró limpiar.
Picún agregó que la contaminación que generalmente se encuentra en las playas es producto de dos factores. Además de los residuos que la gente, sin cuidado, tira en la playa, el viento tiende a acumular todas las bolsas de plástico que circundan en la zona, que eventualmente quedan estancadas en la arena húmeda. Asimismo, la resaca influye, “aquel material negro que a veces sale del agua o de las orillas y que hace que se peguen las bolsas de nailon”, sostuvo. Ese material depende de las corrientes y los vientos; “cuando hay mucho mar de fondo o oleaje, las playas quedan bastante sucias”, dijo.
Por su parte, el médico Álvaro Machado, de la Secretaría de Deporte de la Intendencia, especificó que todas las playas montevideanas están habilitadas para baños. No obstante, la habilitación es algo dinámico, que la división de Salud de la comuna evalúa día a día.
Machado explicó a El Observador que mientras que todas las playas están habilitadas, sólo cinco cuentan con una certificación ambiental gracias al cumplimiento de normas internacionales de salubridad. Esas playas son la Ramírez, Pocitos, Buceo, Malvín, Playa Honda y Playa de los Ingleses.
El grado de contaminación que se halle en las playas también depende de la lluvia y el arrastre, aunque todas se encuentran dentro de rangos permitidos de higiene. Sin embargo, para evitar enfermedades, se recomienda que, luego de lluvias copiosas, la población espere 24 horas para bañarse en las playas.