Las dos situaciones ya forman parte del paisaje cotidiano. Aunque con distintas resultantes y con diferentes expresiones en el ánimo de quien observa.
Con porfiada decisión, día tras día unos o muchos ( bueno sería saberlo) dejan sus residuos, donde les queda fácil y cómodo. Aunque moleste. “Total no es mi problema”.
Desde el sector de Recolección se han dado todas las facilidades ( ¿las necesitan quienes se acercan a Atahualpa y Avenida Paraguay para deshacerse de su basura doméstica?), recolección domiciliaria, su depósito en 19 de Abril y Zorrilla para dejar las bolsas y quizá muy pronto en algunos lugares puntuales de la ciudad, contenedores.
Y no es cuestión de comodidad, es de educación. Las que nos enseñaron nuestros mayores. Cuando el espacio ajeno, se respetaba. Cuando era impensable “sacar ventaja”.
Pero todo cambió. A la mañana “amanece” el basural. Después ( porfiadamente responsables) ” los obreros de la basura” limpian el espacio.
Nos ilusionamos de que ya no será necesaria una nueva limpieza. A la tardecita, volvemos a insultar en voz baja o a resignarnos.
Por suerte nadie recuerda aquella frase: “si no puedes con tu enemigo, únete a él”