Daniel de los Campos, integrante del área de políticas territoriales de Planeamiento y Presupuesto, explicó a LA REPÚBLICA que en los diferentes vertederos visitados se encontraron diversas situaciones. No tienen cerco, hay clasificadores trabajando en el lugar, la basura no se tapa, no se controlan los lixiviados, y por exceso de basura y descontrol se producen incendios espontáneos como producto del gas que se libera”, indicó. “La intención sería tratar de hacer una regionalización, es decir, minimizar todos los espacios chicos de disposición final y tener un solo vertedero que sea un relleno sanitario.
Es decir, una celda de media o cuarta hectárea en el suelo para tirar la basura, se tapa con tierra y cubierta vegetal, control de la salida de los líquidos que se derraman y chimenea para la salida de gases y el mecanismo para que se transformen en energía.
El procedimiento óptimo es el relleno sanitario y Maldonado podría servir como ejemplo”, acotó.