Los vehículos están detenidos y sus bocinas suenan. Contra el cordón de la vereda, próximo a un contenedor de basura, un caballo que cincha de un carrito escuchó un chistido. El animal detuvo sus pasos. La circulación por uno de los carriles de la calle Arenal Grande, en el centro de Montevideo, quedó inhabilitada. El recolector que dio la orden bajó del carrito y comenzó a seleccionar residuos. Esta escena se desarrolló al mediodía del viernes 10 de junio.
Luego de 10 minutos, el clasificador terminó de recoger basura. Sin embargo, las bolsas que descartó quedaron tiradas alrededor del vertedero de residuos. Así como los autos o los ómnibus, la presencia de carritos tirados por caballos y las bolsas de basura que rodean a los contenedores ya son un rasgo característico del paisaje urbano de Montevideo.
Pero la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) “no da abasto” para evitar los desbordes y la basura tirada alrededor de los contenedores, luego de que los recolectores informales realizan su tarea, según dijo a El Observador el secretario general de la comuna, Ricardo Prato.El jerarca explicó que los recolectores son “difíciles de controlar” porque pertenecen al sector informal.
Si bien Prato afirmó que la basura en torno a los contenedores es generada por los “bolseros”, la realidad indica que los recolectores que realizan sus tareas en carritos –conocidos como carreros– también dejan bolsas en la vía pública. Los bolseros son hurgadores que realizan la tarea a pie o en bicicleta y seleccionan o desechan lo que les sirve de cada bolsa. Al no haber un registro, su actividad se vuelve incontrolable para la IMM.
Problema
La IMM considera un “problema” la recolección informal y ve “mucha preocupación” de los vecinos por la situación de desborde de basura generada en el entorno de los contenedores.
Un alto funcionario de la División Limpieza de la comuna afirmó a El Observador que “el problema de la basura” está presente “en toda la ciudad”.
Explicó que los barrios de mayor densidad poblacional –como Pocitos – y las avenidas principales por las que se trasladan los recolectores –avenida Agraciada y avenida Centenario– “son las más difíciles de tratar”.
Si bien la comuna intenta que los carritos no recorran zonas turísticas, como el puerto o la rambla, en los hechos no están determinadas zonas de exclusión por las que no puedan circular.
Por su parte, los recolectores entienden que los ciudadanos también generan basura alrededor de los contenedores.
El vicepresidente del sindicato de los clasificadores (Ucrus), Walter Rodríguez, dijo a El Observador que “la gente” transformó en un “hábito” tirar la basura en la calle. Además reivindicó la actividad del sector informal y pidió establecer una política “más adecuada” para los recolectores.
Consideró también que “las políticas llevadas adelante por los gobiernos no hacen aportes y exigen muchas cosas”.
Sanciones inefectivas
La comuna cuenta con una guardia ambiental, integrada por 40 personas, que controla la actividad de los recolectores informales y realiza tareas de apoyo a los servicios que componen el sistema de recolección formal de residuos de la ciudad. Una de sus funciones consiste en reintroducir en los contenedores la basura que los hurgadores dejan afuera de ellos. Sin embargo, el organismo de fiscalización no cuenta con potestades para multar a los recolectores. En caso de advertir un comportamiento irregular, los funcionarios municipales, en el mejor de los casos, aperciben a los infractores y envían los datos que recogieron a Inspección General de la IMM. La elevada informalidad del rubro genera que los mecanismos de sanción aplicados al momento no sean efectivos. La multa económica no es viable y la alternativa como sanción es requisar el caballo con el que se realiza la actividad.
Prato reconoció la necesidad de “perfeccionar los mecanismos inspectivos” con los que cuenta la comuna para “mejorar la situación” que genera la basura alrededor de los contenedores. Además, dijo que la IMM pretende “tener una respuesta más rápida” cuando los recolectores informales cometen una infracción.
Ya sea por la acción de clasificadores, recolectores o bolseros, en muchas esquinas de la ciudad la basura aparece fuera de los contenedores de residuos. De este modo, las personas que realizan la recolección informal ganan a diario la “batalla” por la limpieza a la IMM.