El hecho es que allí se abandonan pañales desechables, bolsas de nylon de todo tipo y envases plásticos, tornando la costa del río en una mugre que lejos de hacerla atractiva llevan al rechazo de quienes recurren al sitio buscando un baño reparador, pero con un nivel de aguas límpidas o medianamente límpidas al menos.
Se suma a ello el desagüe, mediante un sistema de fuentes de agua aparentemente proveniente de algunas de las piscinas del centro termal, que arrastran restos de jabón, detergentes o similares y por lo tanto en la desembocadura en el río se van acumulando las algas que proliferan en este tipo de aguas sucias con residuos químicos.
Concurrentes asiduos al lugar nos señalaban la carencia de tachos cercanos a la costa -los que hay están lejos – para la recolección de estos residuos, pero sobre todo, lo que falta es educación ambiental en esta gente, que luego ella misma se mete al agua, lleva a sus hijos y demás, sin reparar en el riesgo existente incluso para su propia salud, debido a la acumulación de este tipo de residuos.
Es lamentable ver el estado en que queda el lugar una vez que las familias se van a última hora de la tarde. Debería de haber al menos una cartelería adecuada, además de los tachos correspondientes en la orilla del río, que deben ser instalados y retirados a diario, para que la gente que tiene un poco de conciencia ambiental al menos, evite estas desprolijidades.
Pero además, los guardavidas, que vemos que todo el día están en su “atalaya”, tomando sol, también podrían exigir a la gente que cumpla las normas que impiden tirar residuos en la costa del río.
Las disposiciones que no se fiscalizan no sirven. Si existen las normas, aún cuando haya cartelería adecuada, pero no hay quien o quienes las hagan cumplir, de nada sirven tampoco.
El río Daymán frente al centro termal ofrece un valor agregado a éste, como muy pocos en la región, sin embargo, en las condiciones que se lo encuentra hoy, es imposible considerarlo un atractivo.
Estamos de acuerdo en que las próximas lluvias “limpiarán” gran parte de la mugre. En realidad lo que harán será arrastrarlas y llevarla al río Uruguay y luego a través de éste llegarán al Río de la Plata y finalmente al mar, pero esto no es más que “tirar” la pelota para adelante y llevar el daño a otra parte, desde donde tarde o temprano nos llegarán igualmente las consecuencias.
Algún día deberemos entenderlo. Ojalá que no sea cuando el rigor de las nefastas consecuencias nos confirmen que hay cosas que ya no se podrán recuperar más…