Por Ana Fumón
-Va a cumplir un año de gestión. ¿Está satisfecha con lo hecho? ¿Qué destaca?
-La idea es que al final de la gestión los montevideanos estén orgullosos de la ciudad. Recién van nueve meses, que fueron de gestación y de proyectar. Ahora lo que se viene es aplicar, hablar con el ciudadano y quiero que la gente pueda disfrutar de las grandes obras. Acordamos una evaluación dentro de seis meses. Hicimos un proceso a fondo con el presupuesto, porque a algunos funcionarios, que venían de la gestión anterior, les costaba evitar pensar con ciertos automatismos. Por ejemplo, pensar en función, no de la plata sino de lo que tengo que hacer, y a partir de ahí, sí cuánto dinero necesito para eso. Luego se proyectó una cifra, que estaba alejada de los ingresos que iba a tener la Intendencia, por lo que tuvimos que analizar y tratar de mirar en función de los hechos y no de la plata.
-¿Qué áreas tendrán prioridad?
-Hay tres en las que se debía ser muy prolijo, donde por los menos en el primer año iba a estar la inversión: los municipios, movilidad urbana y desarrollo ambiental. Este es un camino que no terminó aún y hay que seguir trabajando.
-La recolección de basura es uno de los principales problemas. Se prometió un plan de limpieza. ¿Está conforme con los resultados?
-Esa área es por la que los ciudadanos miden la gestión y eso lo tengo claro, todo lo demás queda invisible. Cualquier espectáculo maravilloso no importa, el saneamiento y los cambios que eso provocó para los ciudadanos que ahora tienen playas tampoco. Si la ciudad no está limpia, nada importante; esa es la prioridad. El énfasis de la gestión está puesto ahí.
-¿Qué pretende cambiar de la imagen que los montevideanos tienen del funcionario municipal?
-Quiero que los funcionarios municipales entiendan que están para servir a los ciudadanos. Estamos para solucionar los problemas, para tratar bien y eso es uno de los propósitos de mi gestión. Con los trabajadores nosotros establecimos desde el principio reglas claras, el programa de gobierno es muy extenso en lo que tiene que ver con ellos. No hemos logrado el involucramiento que nosotros querríamos en la gestión. Hay un debate en el que yo, el equipo de gobierno y la fuerza política estamos convencidos de que los trabajadores públicos somos servidores públicos, ¿qué quiere decir que somos servidores públicos? Que tenemos que brindar los servicios y la infraestructura al resto de la ciudadanía. Somos responsables de eso, y tenemos que hacerlo con calidad. Hay que respetar al resto de la población y lo quiero lograr acá en la IM.
-¿Habló de esto con Adeom?
-Tuve muchas charlas con ellos y manifesté mis propósitos. Les expliqué que queremos que los municipales trabajen en función de las necesidades de los ciudadanos.
-Adeom parece ser la piedra en el zapato de todas las administraciones frenteamplistas. ¿Por qué cree que ocurre esto?
-No es la tensión que uno ve en la prensa, en la administración pasada no creo que haya sido así. Sí lo fue en 2002, cuando tuvo que ver el incumplimiento de un convenio y sus consecuencias. Esas consecuencias se pagaron en la práctica en todo sentido. Con dinero en los dos primeros años de la administración pasada, que limitó enormemente la posibilidad de acción de la intendencia. Yo creo que en esta administración partimos de la base que conflictos iban a existir porque eso es la gestión de gobierno, y porque conflictos hay en la ciudad y no solo con los trabajadores.
En este momento la situación más difícil consiste en establecer un protocolo de limpieza tal como lo sugirió el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (Mtss), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la central de trabajadores. El problema es que algunos integrantes de Adeom consideran que se limita el derecho a huelga, y nada más lejos de eso. A ninguno de los integrantes de éste gabinete se le ocurre limitar ese derecho.
-¿El funcionario municipal valora lo que tiene en cuanto a condiciones de trabajo y nivel salarial?
-Nosotros consideramos que el salario de los trabajadores municipales es un salario digno, por lo que fuimos claros desde el principio y expresamos que sus pretensiones de salario no las íbamos a cumplir. Aumentar el salario de los trabajadores no es una prioridad para nosotros.
Ellos tienen una plataforma muy grande y parte de los puntos de esa plataforma se resolvieron en los primeros seis meses de trabajo. Apuntamos a un sindicato fuerte donde sus trabajadores no solamente se sientan respaldados sino comprometidos. Cumplimos con muchos de los reclamos históricos, como la unificación de la carrera administrativa, promociones, por ejemplo. Y cuando declaré la esencialidad se lo recordé porque estoy convencida que el común de los trabajadores no lo sabía.
-¿Hay intencionalidad política por parte del gremio cuando no se comunica esos logros?
-No juzgo intencionalidades pero tengo claro que era necesario que lo informara porque había muchos trabajadores que no lo sabían.
“Soy una ciudadana más”
-¿Cómo ve la política?
-Los jóvenes deben involucrarse en la política, la realidad que nos tocó vivir a nosotros no es la misma que viven estas generaciones. Pero debemos promover el ánimo por la vida política y no la estigmatización, eso es una de las cosas que discutimos más.
-¿Y cómo se hace eso?
-A través de la transparencia de la vida política. Esa historia de que todos los políticos son iguales, la política es corrupción, ¿de dónde en este país? Si pueden ver cómo vive la mayoría de la gente que hoy gobierna y pueden constatar que viven como gente común.
-¿Los montevideanos creen que usted es como el común de los políticos?
-La gestión y la vida política requieren dedicar tiempo a pensar, porque pasás todos los días reunido, firmando expedientes, atendiendo el teléfono, y son cosas que no se resuelven con dos horas de trabajo por día. Pero no soy solo yo la que trabaja así. La gestión en sí insume mucho tiempo, pero yo soy una ciudadana más.
Esencialidad
-Usted aplicó la esencialidad y sanciones. ¿Lo volvería a hacer? ¿Marcó con esa actitud una diferencia con sus antecesores?
-Aplicar la esencialidad no fue nada gratificante para mí, pero tenía que hacerlo. Era una situación que no se sostenía. Cuando se desequilibra el conjunto de intereses, y los afectados son la mayoría, uno debe actuar. En ese momento y con la situación como estaba, no había ninguna duda. Creo que a la ciudadanía le transmitimos serenidad. En el momento de aplicar la esencialidad fue necesario estar convencidos de que era la única solución.