En el mundo, en nuestro continente, y también en Uruguay, no falta producción de alimentos como para abastecer a toda nuestra población. Es más, como en el resto de los países del mundo una cantidad significativa de alimentos sin elaborar y de comidas preparadas, porcentaje que se estimada entre la cuarta y la tercera parte del total, es diariamente desechada. Sin embargo, en Uruguay sigue habiendo pobres, fundamentalmente en el segmento de población correspondiente a menores entre 0 y 11 años, a los que les falta al menos alguna de las cuatro comidas diarias o la misma es inadecuada y/o de mala calidad. También es posible afirmar que una parte significativa de todos los uruguayos, independientemente de su nivel de ingresos, practica una ingesta de alimentos no saludable.
¿Dónde fallan las políticas para que esto suceda? ¿Cómo resolver estos problemas de distribución, consumo y mal manejo o no aprovechamiento de los residuos? Sin duda que en la base hay deficiencias educativas y culturales, pero eso explica sólo una parte del problema. Entendemos que faltan políticas públicas que de modo focalizado y continuo logren revertir esta situación. A modo de ejemplo, reseñaremos algunas propuestas, agrupadas en tres bloques: soberanía alimentaria, plan maestro y nacional para la gestión social de los residuos y políticas de empleabilidad para personas cuya oferta laboral no tiene demanda por parte del actual mercado de trabajo.
Soberanía alimentaria
El concepto de soberanía alimentaria se discute y define, por primera vez, en la II Conferencia Internacional de La Vía Campesina*, realizada en Tlaxcala, México, en abril de 1996 y fue expuesto en la CMA de 1996. La soberanía alimentaria es definida como “el derecho de los pueblos a alimentos sanos y culturalmente adecuados, producidos mediante métodos sostenibles, así como su derecho a definir sus propios sistemas agrícolas y alimentarios. Desarrolla un modelo de producción campesina sostenible que favorece a las comunidades y su medio ambiente. Sitúa las aspiraciones, necesidades y formas de vida de aquellos que producen, distribuyen y consumen los alimentos en el centro de los sistemas alimentarios y de las políticas alimentarias, por delante de las demandas de mercados y empresas. La soberanía alimentaria da prioridad a la producción y consumo local de alimentos. Proporciona a un país el derecho de proteger a sus productores locales de las importaciones baratas y controlar la producción. Garantiza que los derechos de uso y gestión de tierras, territorios, agua, semillas, ganado y biodiversidad estén en manos de quien produce alimentos y no del sector empresarial. Así, la implementación de una auténtica reforma agraria constituye una de las prioridades del movimiento campesino.” (Vía Campesina: 1996).
Plan Nacional y Maestro para la Gestión Social de los Residuos
Por diferentes razones es creciente y cada día más heterogénea en variedad la cantidad de residuos que generan y desechan los habitantes tanto de la ciudad como del campo. El problema es más complejo aún pues los mismos están muy diseminados en el territorio y se generan durante las 24 horas del día de los 365 días del año.
Para dar solución a este problema es necesario elaborar y comenzar a ejecutar un Plan Maestro para la Gestión Social de los Residuos, de alcance nacional, que abarque los desechos comunes y también los peligrosos, de cualquier material, producidos en el país o importados. El mismo debe construirse con la participación de todos los actores públicos y privados que directa o indirectamente tengan que ver con el tema o que por algún motivo les sea de interés participar. El mismo se debe construir bajo los siguientes pilares:
1) Aprobación de nueva legislación nacional y otras normas.
2) Creación de una intermediación no lucrativa.
3) Implementación a gran escala de circuitos limpios, eficientes y seguros de recuperación de residuos.
4) Transformación del rol del clasificador en reciclador.
5) Definición de una batería de estrategias:
a) construcción de centros de clasificación, acopio, acondicionamiento, uso y comercialización de residuos recuperados,
b) socialización de bienes del Estado en desuso,
c) creación de lugares de comercialización de residuos recuperados,
d) regularización e incentivo de la cría de cerdos y su manufactura,
e) promoción de la agricultura urbana y el compostaje domiciliario, institucional, municipal y comunitario.
6) Creación de una logística nacional de transporte afectada exclusivamente a residuos recuperados.
7) Creación de una Agencia Nacional para los Residuos (ANR).
8) Creación de una empresa pública reguladora.
9) Educación formal y no formal a todo nivel para un Mundo no Descartable
Políticas de empleabilidad
Las políticas de empleabilidad deben impulsarse tanto a nivel nacional como departamental, recurriendo oportunamente a los innumerables convenios que, por ejemplo en materia de diversos tipos de mantenimiento y limpieza, el Estado mantiene con organizaciones no gubernamentales. Enumeremos tres líneas de trabajo:
1. Políticas de empleo específicas para clasificadores de residuos, formalizándolos masivamente y transformando parte de ellos en recicladores.
2. Políticas de empleo para personas de las cuales el mercado de trabajo actual prescinde, por ejemplo aquellas con limitaciones físicas, discapacidad, problemas de salud mental o en tratamiento por adicciones.
3. Capacitación de personal de limpieza en tareas de separación, clasificación, reúso y reciclaje de residuos recuperables.
El próximo sábado 23 de abril, a las 18 hs., nos reuniremos en el Comité 19 de Junio de Sauce (Canelones) para seguir construyendo alternativas sobre esta temática. Hablarán Carlos Brasesco y Jorge Solari. Están todos invitados.