La IMM envió un documento a 360 edificios de Pocitos para que se comprometan a cumplir con el plan de reciclaje de residuos previsto en la zona. Como es voluntario, solo cinco edificios lo firmaron. Critican «exigencias y falta de información».
«Los contenedores deberán ser guardados dentro del edificio y bajo techo. Cada edificio deberá designar a un responsable para la gestión y buen uso de los mismos dentro del predio. Si en el contenedor destinado a residuos `secos` se detectan, previo al vaciado o luego del mismo, elementos que no pertenecen a dicha categoría se observará al responsable designado. Cada edificio se hará responsable del mantenimiento y aseo adecuado de los contenedores».
Con esta descripción de obligaciones, y bajo el título de «Convenio para la recolección selectiva de los residuos secos», la División Limpieza de la Intendencia de Montevideo (IMM) hizo llegar a 360 edificios de Pocitos, además de instituciones educativas y locales comerciales, un documento impreso para que firmen en él su compromiso al plan de reciclaje de residuos domiciliarios para la zona.
El documento, según expresa el texto, oficia «como un convenio de partes», entre la administración municipal y los vecinos representados por instituciones, ya sean edificios, locales comerciales o centro educativos y deportivos.
BAJA ADHESIÓN. Sin embargo, y a pesar de que varias cuadrillas del municipio CH salieron a repartir en persona el documento, apenas cinco edificios, de lo más de 300 que están pensados para el proyecto, dieron su anuencia.
Tanto vecinos como concejales cuestionan «la escasa difusión» que realizó la Intendencia para poner en marcha un plan de esta naturaleza, al que se agrega ahora, «con el envío del documento», una serie de exigencias a los copropietarios de edificios, que «no hace otra cosa que espantarlos» ante el «alto grado de desinformación».
«Este es un contrato que espanta, porque la mayoría de los vecinos no tiene mucha idea del plan y así como así la IMM los invita a firmar un contrato donde exige responsabilizarlos del contenedor y designar a un responsable, ante el que recaerá cualquier observación. ¿Quién va a querer firmar en un edificio una cosa así, sin previa información? Todos salen espantados», se quejó a El País el concejal municipal blanco, Hugo Recalt.
A criterio del concejal no se invirtieron suficientes recursos que permitieran concientizar, antes de hacer asumir compromisos. «Primero hay que convencer a la gente. Se debió hacer una buena campaña informativa, no con cuatro folletos que repartieron en el Cabildo Abierto. La IMM hace un montón de campañas por cualquier cosa… pero en este tema importante, como la basura, no hizo nada», afirmó Recalt.
En el documento redactado por la IMM a los vecinos se les advierte que el plan «inicialmente será de carácter voluntario», a la espera de la respuesta obtenida.
PLAN PARA POCITOS ES «EL INICIO»
El plan a implementar en la zona de Pocitos, que está comprendido en el Municipio CH, es el inicio de un objetivo más ambicioso de la División Limpieza de la IMM, que consiste en ordenar los procesos de recolección domiciliaria y la gestión de residuos sólidos en todo Montevideo.
Para este «programa piloto» se tomaron 82 manzanas de Pocitos, delimitadas por la rambla, Vázquez Ledesma, Ellauri, 26 de Marzo y Luis Alberto de Herrera. Dichas manzanas abarcan un total de 360 edificios.
La propuesta, inicialmente voluntaria, consiste en que los vecinos separen sus residuos en dos categorías: «secos» (cartón, papeles, latas, vidrios, plásticos, botellas, entre otros) y «húmedos» (restos de comida, de frutas y verduras, etcétera). Dentro de los edificios se instalarán contenedores especiales para los residuos «secos» y en la calle estará el de «húmedos».
En el documento de la IMM enviado a cada edificio, la administración municipal se compromete a «entregar a la persona responsable del edificio -designada por los copropietarios- la cantidad de contenedores plásticos necesarios para almacenar los residuos secos».
También se compromete a «retirar dicha basura con una frecuencia mínima de dos veces por semana, ajustable en función de los requerimientos de los vecinos» y a «reponer durante los dos primeros años los contenedores que se rompan por desperfectos de fabricación». Aclara que «no se incluye los que sean rotos por mal uso de los mismos», cuyos costos deberán ser afrontados por los vecinos.