Más allá de lo que se plantea cada cinco de junio cuando se conmemora el día mundial del medioambiente, da la impresión de que el resto del año la mayoría de los habitantes de esta ciudad y del país no se dedican a la tarea de preservarlo.
Una realidad que golpea y genera una mala imagen en los visitantes
Es más, continuamente lo estamos agrediendo sin pensar que es lo que le vamos a dejar para las futuras generaciones.
A modo de ejemplo la Intendencia de Montevideo informó que los residuos no domiciliarios deben ser entregados solamente a transportistas autorizados por la administración y no a hurgadores o trabajadores no habilitados. Tampoco está permitido tirar los residuos no domiciliarios en los contenedores y quienes incumplan la medida deberán pagar una multa que podrá ir de 5.000 a 72.000 pesos uruguayos.
En la capital del país existe lo que se conoce como Guardia Ambiental, que está compuesta por 48 funcionarios que no tienen capacidad de multar, pero sí de notificar infracciones. Si el transgresor acude a un vertedero en un vehículo o arroja residuos en la calle, se registra la matrícula para sancionarlo al igual que una multa de tránsito; pero poco puede hacer con la basura arrojada en la calle puesto que el individuo debe ser atrapado in fraganti.
EJEMPLOS VARIOS.
Como ejemplo bien vale mencionar lo que sucedió hace algunas semanas, cuando se detuvo a un ómnibus de línea capitalina desde el que el conductor arrojó yerba. La empresa debió pagar una multa de 50 UR; y al propietario de una camioneta que dejó basura fuera de los contenedores y tiró un petardo encendido en su interior. De todas formas en Montevideo el tema de los residuos parece no tener solución.
UN TEMA CULTURAL.
En verano es común ver en la ruta como las personas arrojan al costado del camino botellas plásticas una vez consumido el refresco, o el envoltorio de un alimento, situación que se repite en la ciudad de Durazno, más allá de que a pocos pasos exista un recipiente para tales efectos. Es sin dudas un tema cultural que países más evolucionados como sociedad han logrado mejorar.
EN MÉXICO, INFRACTORES RINDEN CUENTAS…
Es la imagen que deja la ciudad cuando nos visitan extranjeros. Suelen destacar la calidez de los habitantes, la seguridad, los hermosos sitios para visitar en un país natural, pero como punto negativo mencionan la suciedad en las calles. No hay que pensar en Europa, alcanza con conocer el ejemplo de México. En oportunidad de visitar la ciudad de Guadalajara para participar de una instancia de capacitación, en noviembre del año pasado, nos llamó poderosamente la atención la limpieza de la misma teniendo en cuenta que es la segunda ciudad más poblada de ese país. La población de Uruguay sería un barrio más de la tierra de los mariachis.
SANCIONES QUE DUELEN…
Allí se nos informó que existe un sistema que ha dado muy buen resultado: policías municipales recorren permanentemente las calles y al constatar que una persona arroja residuos en la vía pública inmediatamente es detenido y conducido a uno de los tantos juzgados móviles distribuidos en la ciudad. Un juez y un fiscal sancionan a quien cometió la falta con una multa por el equivalente a cinco mil pesos. Fuera de esa instalación, que generalmente se ubican en las plazas, se coloca un cartel en el que se detalla el número de personas sancionadas. Felizmente en el caso de Guadalajara en esa jornada frente a la Catedral donde había muchísima gente, el número de sancionados era cero.
La pregunta que nos hacemos es, ¿si hoy colocáramos uno de estos juzgados en las plazas de Durazno, cuántas personas serían sancionadas? De la conciencia y responsabilidad de todos depende cambiar esta realidad y tener una ciudad limpia.